Esas veces cuando no estás ni mal ni bien, pero no tienes un
motivo por el que estar bien, aunque tampoco mal, cuando no sabes como estar,
cuando no sabes por qué sonreír, por quién estar triste, y esas personas que
están siempre ahí te hacen declinarte en una de las dos direcciones si estás
triste es porque ellos lo están, pero si estás contenta, es porque ellos te
hacen estarlo, porque con sus tonterías, por muy simples que parezcan a su lado
y salidas de ellos tienen toda la gracia del mundo, porque un buen chiste no lo
es por su contenido, si no por la persona que lo cuenta y como la cuenta. Y
ellos, mis amigos, aunque me dijeran el chiste más malo del mundo me reiría, o
si no lo hiciera por el chiste, me reiría de ellos por ser tan tontos, pero aún
así me reiría. Porque dicen que la risa es la esencia del alma, y siento que con
ellos puedo ser cuando sea y donde sea yo misma, que puedo hacer tonterías sin
que puedan juzgarme, y expresarme libremente sin que me critiquen. Y la verdad,
si sonrío es por ellos, porque me alegran la vida con sus buenos días, con sus
abrazos, con sus besos, cuando venían corriendo el año pasado en verano para
darme un abrazo... por todo. Gracias por ser mi alma, mi sonrisa y mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario